Muy cerca de otro enero de victorias, y de su primer día,
cuando la obra cubana cumplirá 54 años, los que habitamos el Verde Caimán
continuamos disfrutando del primer derecho humano: el de la vida, aun cuando
persiste el vetusto cerco económico, comercial y financiero impuesto por el Imperio
a nuestra Antilla Mayor.
Los más de once millones de habitantes que contamos con
las bondades del proyecto cubano tenemos derecho a un sistema de salud,
absolutamente gratuito, capaz de garantizar una expectativa de vida de más de
75 años, para mujeres y hombres.
Tenemos en Cuba el derecho a una vida digna, con carencias
cotidianas, pero sin daños humanos, sin analfabetismo, sin drogas, con
posibilidades para un trabajo honrado, en una sociedad de justicia, donde el
ser humano es lo más importante, porque ha sido siempre el protagonista
principal en la fragua de esa vida digna que queremos vivir los cubanos, a
nuestra manera, sin dueños ni amos.
Sin embargo, los enemigos de Cuba insisten en menospreciar
los derechos humanos palpables en el país, acusan constantemente a la isla y la
intentan presentar como violadora de los derechos ciudadanos y hacen esfuerzos
increíbles para tergiversar la realidad cubana, que cada vez cobra mas fuerza y
credibilidad por su esencia justa y humanista, visible en cada momento de la
vida social.
Cuba goza de prestigio internacional, crédito conquistado
a fuerza de ejemplos y que se consolida en todo el mundo, justo cuando el
planeta sufre del enriquecimiento incontenible de unos pocos, y la mayoría
carece de los derechos humanos más elementales.
Miles de personas protestan en diversas partes del mundo
porque no ven la luz que ilumina su futuro, el de sus hijos, el de su familia,
y porque solo ven con mucha transparencia el rostro áspero y cruel de un
sistema que protege a los ricos y olvida a los desposeídos y a los más humildes
de la tierra.
Los hombres se indignan al no comprender que sus gobernantes
propician guerras en busca de oro y poder, aunque la masacre de humanos
indefensos, entre ellos niños, ancianos y mujeres, sea la tarea cotidiana.
Los cubanos tenemos razones para acoger con satisfacción
el Día Internacional de los Derechos Humanos:
Los niños tienen
escuelas y garantía de futuro porque ellos lo edifican, alejados de acciones
terroristas y de amenazas del Imperio.
La población
tiene atención social, expectativa de vida y gente muy ocupada de la calidad de
la salud pública
Y porque en Cuba
se cumplen los derechos humanos más relevantes referidos a la erradicación de
la pobreza: el derecho a la alimentación, al agua potable, a la vivienda, a la
educación, a la salud, el derecho a la vida.
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