He vivido emociones y es bueno realzar la alegría, sobre todo cuando toca bien profundo el corazón.
Terminados
los exámenes que lo hicieron graduado de preuniversitario, Pedro Pablo se presentó
a los de ingreso a la
Educación Superior y salió victorioso de ese encuentro,
esperamos juntos la noticia de la carrera otorgada, entre las diez opciones que
le permitieron solicitar de forma previa y le dieron la segunda de su elección
inicial: Licenciatura en Ciencias Alimentarias o como solemos decir simplemente,
Alimento, ¡claro!, la entrega pasó primero por el filtro de sus resultados en
las pruebas de ingreso, sumados a su escalafón, y resultó.
Él
está feliz y yo premiada con su dedicación y responsabilidad en pos del futuro,
también agradecida de las bondades de mi país para la educación de las
personas, pues mi hijo cursará estudios universitarios y será un profesional
competente, aun cuando la retaguardia (sus abuelitos y yo) compartimos una vida
muy modesta y poco remunerada.
Bastará
otro gran esfuerzo y su interés permanente puesto en pos del conocimiento para
que a la vuelta de apenas seis años esté incorporado a la vida laboral, sea
útil y sirva en bien de la humanidad,
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