jueves, 6 de junio de 2013

Agradecida de mi país.


He vivido emociones y es bueno realzar la alegría, sobre todo cuando toca bien profundo el corazón.
Terminados los exámenes que lo hicieron graduado de preuniversitario, Pedro Pablo se presentó a los de ingreso a la Educación Superior y salió victorioso de ese encuentro, esperamos juntos la noticia de la carrera otorgada, entre las diez opciones que le permitieron solicitar de forma previa y le dieron la segunda de su elección inicial: Licenciatura en Ciencias Alimentarias o como solemos decir simplemente, Alimento, ¡claro!, la entrega pasó primero por el filtro de sus resultados en las pruebas de ingreso, sumados a su escalafón, y resultó.
Él está feliz y yo premiada con su dedicación y responsabilidad en pos del futuro, también agradecida de las bondades de mi país para la educación de las personas, pues mi hijo cursará estudios universitarios y será un profesional competente, aun cuando la retaguardia (sus abuelitos y yo) compartimos una vida muy modesta y poco remunerada.
Bastará otro gran esfuerzo y su interés permanente puesto en pos del conocimiento para que a la vuelta de apenas seis años esté incorporado a la vida laboral, sea útil y sirva en bien de la humanidad,

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